Mil cosas encima de la mesa. Te sientes desborado por la bandeja de entrada y los chats sin leer. No tienes muy claro qué tienes que hacer ahora. Y menos aún si lo que estabas haciendo era realmente lo importante. Constantemente reaccionas a las necesidades de tus colegas o superiores. Siempre así: reactivo. La lista de la compra no para de crecer. No tienes el control de tu trabajo porque el trabajo te controla a tí.
Vuelve a la silla, que vamos a jugar a un juego. Vamos a ver cómo llegar al foco a la americana. Con unos sencillos 7 pasos.
Pero antes: conviértete en un director de marketplaces.
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Pulsa el siguiente botón y selecciona Dirección de Marketplaces:
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Apunta, dispara, prioriza.
Paso 1. Sé realista.
Enfréntate a la realidad. Y la realidad es que la semana tiene sólo 7 días, 24 horas cada día, y ya está, no hay más. Siempre va a haber más trabajo que horas tiene el día. Pensar que lo puedes dejar todo hecho no es lo que se dice “ser práctico”. No, no lo es, porque nunca acabarás con tu to-do list.
El mero hecho de intentarlo es fútil, es inútil y está condenado al fracaso. ¿Entonces cuál es la solución?
Como casi siempre, parar un momento y pensar. Dar un pasito p’atrás.
Paso 2. Crea la mega lista.
Sentarse a priorizar no es un ejercicio fácil, pero es mucho más fácil que convencerte de que puedes con todo (y a una calidad aceptable).
Empieza por bloquearte una hora para crear un “documento madre” de lista de tareas.
¿Qué debes escribir ahí? No escatimes, aquí sí que no escatimes.
Tira de memoria, vuelve a mirar la job description de tu puesto, vuelve a leer aquella presentación de estrategia de la empresa, revisa los últimos 5 emails de tu jefe, ojea tu bloc de notas. Todo vale.
Si tienes una lista de más de 100 temas, no te asustes (la mía tiene 354):
Paso 3. Crea un código de prioridad
Añade otra columna a esa lista gorda gorda, y establece un código de prioridades. Por ejemplo A, B, C (siendo A lo más prioritario).
Y cuando lo tengas, conviertes las B en D, y las C en E. Esto que parece una chorrada, ayuda a darle aún más distancia entre lo que crees que es importante (A) y el ruido que empiezas a saber escuchar (las D y E):
Ahora filtra sólo por las A y crea otra columna de “ranking”. Aquí es donde vas a ir un nivel más a las profundidades del foco, y vas identificar qué temas A son de 1er, 2º o 3er nivel de importancia:
Mira qué bien, qué limpito va quedando todo. Pero no hemos acabado.
Paso 4. El límite temporal
Todo proyecto, tarea, idea, implementación, presentación, etc tiene una fecha, un deadline. Escríbela añadiendo otra columna:
Aquí verás que aparecen cosas muy importantes pero no tan urgentes en el tiempo. Y otras menos importantes pero que tienen que salir antes.
Está perfecto. Con esto has ganado ya 10 años de vida y paz mental porque has desechado 100 topics por los que nadie se va a morir.
Paso 5. La prueba de fuego
Revisa de nuevo para pensar qué puedes y qué no vas a realmente poder hacer (tú solo o con tu equipo, etc).
Marca lo que sí que vas a poder hacer. Otra vez: no te sientas mal si no vas a poder llegar a las 3 de las 5 cosas que están en tu lista de fuego final. Las otras 100 cosas o no se harán nunca o la compañía encontrará la manera, en el tiempo correcto, de conseguir recursos para completarlas.
Ahora coge la lista y enséñasela a tu jefe.
Llega a un acuerdo con él o ella.
Acabas de ganar compromiso en el foco. Si había algo importante que no está en tu A1, 2 ó 3, no pasa nada. Lo había categorizado mal. Búscalo y lo reevalúas. Pero no enseñes nunca toda la lista a tu jefe.
Paso 6. El seguimiento
Plantea un sistema para gestionar estos proyectos a partir de ahora.
“Revisamos en 20 años, en 5, una vez al año, cada trimestre, cada mes, cada semana, cada día, en 8 horas”.
Elige el horizonte temporal que necesites.
Planea lo que vas a hacer el día siguiente a última hora del día anterior.
Paso 7. La consistencia (and repeat)
Que todo el mundo pueda ver tu lista de fuego. No tengas miedo de decirle a alguien que no puedes ayudarle porque lo que te pide no entra en tu lista de prioridades.
Es más, ¡pídele a quien te pida algo su lista de prioridades!
Recuerda: tu prioridad no tiene por qué ser la de otra persona, y viceversa.
Si después de una semana has empleado el 50% de tu tiempo en tu lista final significa que lo estás haciendo bien.
Si no llegas, pide ayuda. Parecerás más fuerte, no más débil. Porque significa que quieres hacer las cosas con las que te has comprometido. Y eso ya te deja en el 1%.
No es cantidad, es calidad.
Gracias por el articulo. Super interesante!
Benditas listas :) Gracias por concretar y ofrecer contenido pragmático!