#26 🥡 Empieza desde ya a practicar con palillos chinos
Qué pasa con las techs en China y "Be Water, My Friend"
Desde hace varios meses recibo muchas preguntas sobre lo que está pasando con las techs en China. Por supuesto, no tengo respuestas, sólo teorías. Mis teorías.
Mis contactos en el partido y los ceros de menos en mi nómina no me permiten llegar a mucho más.
Seré breve sobre este tema: se abre una oportunidad, una grieta dolorosa pero necesaria, para que las grandes empresas tecnológicas chinas diversifiquen su negocio mirando fuera de China.
No es una tarea fácil. Según Morgan Stanley, para el año 2030, el consumidor chino tendrá la misma capacidad de gasto en consumo privado (productos y servicios) que el consumidor norteamericano. Pasarán de los actuales 6.000 $ anuales a 12.000.
Pero ahora, multiplica la población objetivo por 4. No es una tarea fácil la de salir a la jungla del extranjero para buscar un negocio más sano.
Cada vez estaremos más expuestos a productos y servicios de estas grandes compañías chinas, y crecerá, por tanto, nuestras interacciones con sus profesionales.
Hace unas semanas pude compartir algunos aprendizajes sobre gestión de cultura china en la mítica Bonilista (de nuevo, gracias a David por aguantarme como firma invitada), que replico hoy aquí.
Antes de nada, vacía tu mente.
En la carrera hacia la cuarta revolución industrial, China le está ganando la tostada a Occidente. La inversión en computación cuántica (seguramente el santo grial de la tecnología en el presente siglo), educación, inteligencia artificial, infraestructura de telecomunicaciones como el 5G, criptografía, guerra electrónica… está suponiendo un punto de inflexión en quién tiene el poder y los recursos para hacerse con el control del mundo. Quizás toda esta revolución se nos haga más tangible si mencionamos marcas comerciales como Alibaba, Tencent y su WeChat, TikTok, Xiaomi, Wanda, Huawei, Oppo, Alipay…
En el pandémico 2020, se produjeron más IPOs en China y en Hong Kong que en todo Estados Unidos, Europa, Japón y Australia juntos. Los unicornios chinos aparecen como setas, y sólo en la primera mitad de 2021, se produjeron 34 salidas a bolsa de EEUU por empresas chinas.
Cada vez será, por ende, más común sentarnos, física o virtualmente, en una sala de reuniones, o a negociar con empresas y profesionales asiáticos (especialmente chinos), por lo que una nueva habilidad a desarrollar cuanto antes será la empatía para ayudarnos a trabajar (y avanzar) con una cultura radicalmente distinta.
Mi aventura en Alibaba me puso en primera línea de la empatía: en 2017 me contrataba una compañía con más de cien mil empleados, de los cuales apenas 500 estaban de fuera de China, para lanzar un nuevo modelo de negocio en Europa.
Reportar a la sede en Hangzhou (8 horas de diferencia), lanzar AliExpress Plaza en países con una importante diferencia cultural (España vs China, Francia vs China), pedir financiación y recursos a equipos con distintos niveles de inglés, comunicar proyectos de contratación de decenas de nuevos empleados europeos, bucear entre herramientas e informes en perfecto mandarín... y un larguísimo etcétera de situaciones y yo sin saber ni una palabra de chino. Imaginad la diversión y el aprendizaje. A mí me resultó impagable.
Una de las cosas que más nos puede ayudar a entender la idiosincrasia china es esta mítica entrevista realizada al actor de artes marciales —de origen americano pero crecido en Hong Kong— Bruce Lee, en la que reflexiona sobre el Kung Fu y los conceptos filosóficos chinos en los que se basa, como la armonía, el Taichi y la evolución o Yin Yang.
En la entrevista, Lee habla de lo fluído y continuo que es el Kung Fu —como el agua, la sustancia más suave del mundo, pero capaz de penetrar hasta la roca más dura— y cómo, a la de luchar, debes adaptarte —ser agua— a tus oponentes.
También habla de la importancia de lo simple, pero actuar rápido si alguien te agarra. Otro proverbio chino dice “la verdad última reside en lo más sencillo” (Da Dao Zhi Jian 大道至简). Por eso a los chinos no les gustan las cosas complicadas, son muy pragmáticos y ligeros, para poder adaptarse a los constantes cambios. Uno de los valores centrales en Alibaba es “change is the only constant”.
Esa misma filosofía, basada en los principios de Confucio del respeto por los mayores y la perfección en el desempeño de cualquier labor, es la que ha inspirado la ética en el trabajo en numerosos países de Asia y explica esa estructura social tan jerárquica y el casi placentero sufrimiento por trabajar sin descanso.
Su cultura de trabajo, en especial en el entorno tecnológico, puede resumirse en el polémico 996: trabajar de 9 de la mañana a 9 de la noche, 6 días por semana. Si queremos conservar nuestro estilo de vida y, al mismo tiempo, ser capaces de competir con ese ritmo de producción, deberíamos dejar de ignorar a China y empezar a entenderla.
Lidiar con americanos, ingleses o alemanes ya no resulta extraño o especial. Sin embargo, hay una nueva y numerosa generación de profesionales chinos que están dispuestos a comerse el mundo, y nosotros, potencia menuda, tenemos que aprender a convivir y trabajar con ellos.