#123 💭 Cómo aprendían tus padres, cómo aprendes tú.
Cómo nos afecta la IA y cómo la usamos nosotros, las generaciones pasadas y las futuras
La semana pasada publicaron en El Economista parte de lo que vas a leer en este post. A veces me preguntan que cómo aprender de IA y mi respuesta siempre es: depende del problema que quieras solucionar.
La IA me recuerda a cuando apareció internet: hay gente que seguía buscando información en la enciclopedia de casa o en la Encarta y hay gente que usaba Google. Y luego se complejizó aún más y nos pusimos a programar, a hacer tiendas online, a jugar al Call of Duty, a pagar con el móvil, a ver una peli en la sala de espera de un aeropuerto en la Conchinchina.
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¿Es mejor aprender de Harvard, de un Youtuber o de chatGPT?
Hace unos días en un foro de discusión sobre formación de líderes, un CEO de una multinacional lanzó la siguiente pregunta: "¿Sabéis si vuestros equipos están utilizando la IA?" Todo el mundo asintió con la cabeza. Todo el mundo usa la IA, ¡vaya pregunta! Continuó con la siguiente pregunta: "Pero, ¿sabéis para qué la están utilizando realmente?" Se hizo el silencio. El reto de la IA es ingente por su alcance desconocido y por su relación directa en nuestro día a día.
Yo te voy a decir para que la uso: uso chatGPT a diario, especialmente para buscar segundas opiniones cuando no tengo a alguien experto cerca (de lo contrario busco a alguien en la empresa o mando un podcast por Whatsapp a algún amigo/a que sé que sabe de lo que habla). También para ganar estructura mental a la hora de enfrentarme a un problema. No lo negaré: también le he preguntado de qué podía escribir para este artículo y algo de inspiración me ha dado.
A nivel de organización, en ODILO, un barco al que subí hace hoy justo 2 años, usamos mucho más que chatGPT para entender mejor los millones de contenidos que gestionamos, para generar exámenes y preguntas adecuadas al nivel del niño, adolescente y adulto que quiere aprender, para entender mejor sus rituales de aprendizaje y poderles hacer avanzar en la adquisición de nuevas (o no tan nuevas) habilidades. ¿Te gusta aprender de comunicación efectiva a través de vídeos de grandes comunicadores? Aquí los tienes. ¿Eres más de escuchar audiolibros de ciencia ficción en inglés mientras cocinas y fuera del horario de trabajo porque no te da tiempo? Escucha estos bestsellers. Las posibilidades de aplicación de la IA son infinitas. Aquí estamos mencionando al invento de Open AI por no mencionar los Gemini, Midjourney, innombrables Copilots, Jasper y toda la tropa.
Vivimos en una era en la que cada generación ha aprendido y se ha formado de muy distinta manera por el tipo de tecnología con la que se ha encontrado. Mi padre se topó con internet cuando tenía 40 años, con los teléfonos inteligentes a los 50, con blockchain y el mundo de las criptomonedas a los 60 y ahora con la IA a los 65. Su forma de aprender ha sido muy distinta a la que yo he vivido: accediendo a Wikipedia en el colegio, aprendiendo sobre inversión y finanzas personales con apps en mi veintena y ahora en mis treinta acudiendo a ChatGPT para buscar segundas opiniones o ideas de la que partir para construir y aprender nuevos conceptos.
¿Qué se encontrará mi hijo cuando tenga mi edad? Habrá crecido con uno o varios asistentes de IA en toda su etapa escolar, habrá coqueteado con distintos códigos de programación y desarrollado un tipo de pensamiento más computacional, ya no tendrá tan claro si ir a la universidad o estudiar módulos más prácticos, el peso de los idiomas de hoy no será el de mañana...
El hábito de aprender lo generamos desde la más tierna infancia. ¿Estoy dándole más o menos oportunidades a mi hijo integrando la tecnología en su ritual de aprendizaje? Yo la respuesta la tengo clara. Pero voy a empezar por lo que tengo que tener cuidado. Tengo que tener cuidado en hacer un aprendizaje balanceado entre pantallas y realidad. Las experiencias del cara a cara, del viaje, de un libro de papel, de un instrumento musical, de correr por el campo se deben de complementar de manera sana con el aprendizaje con un videojuego, un cómic hecho dibujo con IA o ver unos dibujos en la tablet. Y debemos empezar mirándonos a nosotros mismos, ya que somos un modelo de aprendizaje y hábitos para ellos. También tengo que tener cuidado con el contenido del que aprende, supervisar y hacerme partícipe, desarrollando el espíritu crítico y enseñando a cuestionar la fuente del aprendizaje. ¿Prefieres que te enseñe Harvard o un Youtuber? Lo cierto es que depende.
Cuando hablo con organizaciones que quieren transformar su manera de enseñar y de aprender (ya sean escuelas públicas o privadas, universidades, centros de formación profesional, PYMES o multinacionales) los retos se parecen mucho a los de mi hijo. No son capaces de gestionar todo el contenido con el que se aprende y se enseña: ni la calidad del mismo ni su actualización. Un módulo formativo sobre IA se ha quedado obsoleto en cuestión de días. Tampoco a nivel de formatos: la lectura ya no vale para todos. No es inclusiva ni en su acceso ni en su adaptación al momento de aprendizaje de cada uno. Hoy no me verás haciendo un curso de 15h en un ordenador, sino más bien aprendiendo en un podcast mientras hago ejercicio o leyendo resúmenes de las tendencias tecnológicas.
Mi yo del pasado no te habría dicho lo mismo. El tuyo, tampoco.
Creo que al final es una evolución de cómo enfrentamos y vamos solucionando nuestro problemas cotidianos, cada generación con su contexto y herramientas...